Tal día como hoy, un 22 de julio de 1941 empezó a emitir desde Moscú la emisora de radio, Radio Independiente, conocida bajo el nombre de “La Pirenaica”, para eliminar la sensación de lejanía que podía significar para los oyentes de España el hecho de estar emitiendo desde Moscú. Esta emisora de radio, inaugurada en la URSS bajo el auspicio del Partido Comunista de España, impulsada por sus líderes exilados en el país soviético Dolores Ibárruri y el poeta Rafael Alberti.
Pedro Aldamiz, seudónimo de Ramón Mendezona Roldán (1913-2001), fue el quinto y último director de este proyecto de llevar la verdad de lo que estaba ocurriendo en España y en el mundo a los oprimidos ciudadanos españoles, salvando los manipulados micrófonos de Radio Nacional de España ( por cierto, a ver si un día de estos le cambian el nombre puesto por el general golpista Millán Astray Terreros en Salamanca, el 19 de enero de 1937 ) en un país absolutamente privado de libertad.
Después de la Operación Barbarroja, en la cual Alemania invade la URSS sin declaración de guerra, y ante la proximidad de las tropas alemanas a Moscú, “La Pirenaica” es trasladada a la ciudad de Ufa, en la República Autónoma de Baskiria, cerca de los Urales.
El 5 de enero de 1955, por probablemente por el ingreso de la Unión Soviética en Naciones Unidas, la emisora se traslada a Bucarest , que sería su emplazamiento definitivo.
Escuchar esta radio era un acto de desobediencia al gobierno del general Franco y estaba prohibido hacerlo, siendo castigada su sintonización con penas de años de prisión, pero las noticias de “La Pirenaica” eran tan buenas y no estaban censuradas que hasta los partidarios del régimen franquista se apiñaban alrededor del altavoz de los receptores de sus aparatos de radio para conocer las verdaderas noticias de las situación de España, sobre todo, en el sextenio del hambre (de 1942 a 1951).
“La Pirenaica había que escucharla por las noches con el receptor bajo mínimos porque en la España de Franco, lo más que abundaban eran los confidentes, chivatos, soplones y si alguien denunciaba a un vecino por escuchar “La Pirenaica” a la Policía Armada o Guardia Civil, la cosa podía terminar en una seria condena.
La pirenaica hizo romper el ostracismo a todos los españoles que se atrevieron a escucharla. Su última edición se produjo el 14 de julio de 1977, en el momento en que se produjo la primera sesión del Parlamento español en la que participaron Dolores Ibárruri y Rafael Alberti, miembros del recién legalizado Partido Comunista de España.
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