“La Cuesta de aquellos años”, mi libro número cuarto, es una obra que se refiere a mi contacto con este núcleo poblacional, que fue testigo de mis andanzas infanto-juveniles por aquel amado territorio, de cuyas vicisitudes rindo cumplida cuenta en sus páginas. Se trata de un libro/testimonio de las terriblemente dictatoriales escuelas a las que asistí durante los que entonces se llamaban “estudios primarios”, de los 7 a los 10 años de edad, vicisitudes que también fueron compartidas por toda mi generación. En este trabajo dejo cumplida cuenta con nombre y apellidos de todos aquellos tremebundos centros escolares donde se aplicaba con todo rigor el sistema romano de aprendizaje: “la letra con sangre entra” y así fue como aprendimos, a golpe de reglazos y otros castigos. De la lectura del trabajo que se comenta, se puede deducir una fuerte crítica contra los métodos de enseñanza de la época franquista. Pero hablar de La Cuesta, también es referirse a sus tres maravillosos cines, donde acudía la infancia como si fuera un solo hombre a las sesiones dominicales que empezaban a las cuatro, contemplando el film de turno desde el “gallinero”, cuya entrada era más barata. En aquellos cines tenían lugar los escasos momentos de esparcimiento de la infancia de entonces, tal y como se rinde cuenta en un capítulo de esta obra objeto de glosa.
Pero La Cuesta de aquellos años era aún más, eran las “ventas”, los carritos donde comprábamos las escasas golosinas que permitía nuestro exiguo poder adquisitivo. Hablar de La Cuesta y no referirse al tranvía que rodó de 1901 a 1954, desde su estación en este barrio por los términos municipales de Santa Cruz, La Laguna y Tacoronte, dejaría este relato incompleto, por ello se narran las peripecias más importantes que acontecieron a aquel novedoso (en la época) medio de transporte. Aparte de los temas que se apuntan en este resumen, en el libro se habla de muchas más cosas, referentes al núcleo poblacional que se menciona parcialmente en su título.
Esta obra es, como se adelantó, un homenaje a mi generación, pero también lo es a un barrio cuya demografía ha aumentado hasta formar parte, junto con Taco, el núcleo poblacional más populoso de San Cristóbal de La Laguna. Coincidiendo con el primer centenario oficial del barrio, desde que el municipio otorgó la primera licencia de obra, en las postrimerías del Siglo XIX y siendo este el primer testimonio escrito sobre un lugar tan importante para el municipio lagunero, la Corporación tuvo a bien financiar la edición de este libro, el cuarto que he publicado, el cual terminé de escribir y fue editado en el año 2013.