Publicado en la revista HUC del Hospital Universitario de Canarias en el mes de junio de 2008.
Nace el Dr. Trueta en el barrio barcelonés de Pueblo Nuevo en el año 1897, desarrollándose su infancia en un ambiente austero. Su abuelo militar progresista, le infundió amor por el deporte y la naturaleza y su padre, médico, le educó en el estudio de las ciencias, iniciando el Bachillerato en la Ciudad Condal que concluyó en 1916. Su vocación era la pintura, pero la voluntad paterna y la tradición familiar lo inclinaron hacia la medicina.
En 1921 Josep Trueta se licenció en Medicina en la Universidad de Barcelona y de inmediato, se incorporó al ejército para realizar el servicio militar obligatorio. A su término, ingresó en el Departamento de Cirugía del Hospital de La Santa Cruz de Barcelona con el catedrático Manuel Corachán, el cual era partidario de las técnicas del norteamericano Winnett Orr acerca del tratamiento de las infecciones óseas. El Dr. Trueta comenzó a tratar a pacientes con heridas óseas infectadas a las cuales aplicaba con éxito el método Orr que perfeccionó con determinadas técnicas de limpieza de las heridas, aplicación de drenajes específicos de su invención y la inmovilización de la extremidad afecta.
En 1923 se casó con Amelia Llacuna con la que tuvo cuatro hijos. Como en el Hospital ganaba poco tuvo que trabajar, además para una mutua de seguros donde ganaba 50 duros al mes. Allí aplicaba un compuesto llamado “Salvarasán”, único remedio conocido contra la temible sífilis que hacía estragos en la época, terapia descubierta en el año 1901 por el bacteriólogo alemán, premio Nobel de medicina, Paul Ehrlich.
En 1934 Trueta presentó su método a la Sociedad Catalana de Cirugía, siendo recibido con escepticismo al principio, aunque éste comenzó a ser aplicado con éxito.
El 18 de julio de 1936 el Dr. Trueta era el jefe de C.O.T. del Hospital General de Cataluña, al que llegaban multitud de heridos habidos en el aplastamiento de la fallida rebelión militar en Cataluña, el cual se saldó con el fusilamiento del capitán general Don Manuel Goded, afecto a los alzados. Durante los tres años de contienda civil, su método para el tratamiento de heridas abiertas demostró su eficacia, librando de la muerte por gangrena a muchas personas, entre ellas a Ljubomir Ilich, dirigente de la Brigadas Internacionales.
El inexorable avance de las tropas franquistas obligó a la familia Trueta a exIlarse en Francia primero y luego en Inglaterra, a donde arribaron en febrero de 1939. Sus conferencias ante foros de cirugía militar le hicieron famoso en este país, siendo nombrado consejero privado del Ministro de Salud Pública. La familia se estableció en Oxford donde el catedrático de Medicina M. Girldlstone hizo contratar al Dr. Trueta como catedrático de esa facultad, obteniendo la nacionalidad británica y sobrellevando con su familia, el miedo a las bombas alemanas durante la llamada “Batalla de Inglaterra”.
En l año 1940, el primer ministro Mr. Churchill hizo referencia a la brillante labor del Dr. Trueta y el 6 de mayo de este mismo año, fue nombrado doctor Honoris Causa por la Universidad de Oxford, siendo presenciado el emocionante acto por un gran número de intelectuales españoles exilados, presidido por el diplomático republicano y amigo personal del Dr. Trueta Salvador de Madariaga.
En el año 1945 colaboro con la BBC en su tarea de emitir en los idiomas españoles, tratando temas científicos en catalán y en castellano, levantando protestas del gobierno franquista. Tras esta etapa y dado su prestigio internacional, el Dr. Trueta pronunció conferencias por todo el mundo. Tras su jubilación en Oxford en el año 1966, obtuvo del gobierno dictatorial español permiso para regresar a su amada patria, recuperando la nacionalidad española. En 1969, la Sociedad Catalana de Cirugía le otorgó el premio Pedro Virgill. En 1976 fue nombrado doctor Honoris Causa por la Universidad de Barcelona, pero poco pudo disfrutar de la democracia debido a su fallecimiento el día 19 de enero de 1977.
El Dr. Josep Trueta fue un español ilustre, benefactor de la humanidad gracias a sus conocimientos médicos, por lo que obtuvo el agradecimiento de la comunidad científica universal, sufriendo él mismo y su familia el dolor del exilio forzoso a causa de la intolerancia franquista, sean en su honor y reconocimiento estos breves renglones.
Manuel Dóniz García
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