OTRA TRISTE HISTORA RELEGADA AL OLVIDO, EL HUNDIMIENTO DEL VAPOR PRÍNCIPE DE ASTURIAS
En el día de ayer, 5 de marzo de 2016, se cumplieron cien años del naufragio del vapor Príncipe de Asturias, un luctuoso suceso olvidado por la memoria general, excepto para los amantes de la soto-historia, entre los que me cuento. Ya no existe nadie que llore a las víctimas porque ya han desaparecido y hasta la historia oficialista ha olvidado esta dolorosa efemérides sin explicación ni justificación, esta es su historia:
El Príncipe de Asturias era el trasatlántico más lujoso y mejor construido de la Naviera Pinillos y estaba dedicado en aquellos días al transporte de emigrantes europeos que huían del horror de la Primera Gran Guerra en búsqueda de la paz y el progreso que entonces ofrecía el Continente Americano.
Zarpó del muelle de Barcelona un 17 de febrero y su primera escala la hizo en Valencia y después en los puertos de Almería Cádiz y Las Palmas, antes de dar el gran salto atlántico. Su capitán era el experimentado marino José Lotina Abrisqueta y con respecto al pasaje, se ha perdido la lista, pero se supone que eran alrededor de 600 personas, de las que se conoce su identidad a un número de 400 por publicaciones de sus biografías en los medios de comunicación de su época, muy al gusto del periodismo de entonces y sus nacionalidades eran, aparte de española, estadounidenses, peruanos y chilenos.
El Príncipe de Asturias era un vapor mixto de carga y pasaje, y se sabe que llevaba a bordo una cantidad inestimable de libras esterlinas-oro, sacas del correo, un automóvil Renault y un grupo de esculturas de bronce encargadas por la comunidad española en Argentina como regalo a la República por el centenario de su independencia.
Al anochecer del día sábado, 4 de marzo, el vapor se aproximaba al puerto de Santos en Brasil, pero una tormenta desatada impidió al barco alcanzar la costa, quedando a merced de la tempestad relativamente cerca de la costa. En la madrugada del día 5, el Príncipe de Asturias se hallaba al norte de la isla Buzios, pero debido a las malas condiciones meteorológicas y la presencia de fuertes corrientes en el mar, cuando la tripulación de guardia se vino a dar cuenta, el barco había sido arrojado a la costa y a las 14.15, chocó contra los arrecifes que rasgaron el casco a la altura de la sala de máquinas, provocando una gran explosión al entrar n contacto las aguas con las calderas incandescentes abriendo aún más las grietas del casco y difundiendo por todo el barco gran cantidad de vapor hirviente que abrasó a cuando hallo a su paso. Por todas estas circunstancias negativas, el vapor se escoró a gran velocidad por estribor, impidiendo que fueran arriados los botes de esa banda, luego se sucedieron escenas de terror y de solidaridad a partes iguales y una buena cantidad de hechos heroicos difundidos por la prensa de la época pero, a las 4,20 de la madrugada, el barco se hundió muy rápido en un naufragio que duró escasamente cinco minutos. Los supervivientes que no fueron arrastrados por el remolino que formó en barco al hundirse, nadaron o se agarraron a cualquier objeto flotante e intentaron ganar la costa y de los cuales se calcula que más de 200 se hundieron en un mar embravecido o estrellados por las olas contra los arrecifes. Como la explosión corto la electricidad de golpe, el operador de radio no pudo transmitir la posición del barco ni un SOS, por lo que el mundo tuvo noticias de este naufragio por el carguero francés El Vega, que descubrió los restos del accidente y subió a bordo algunos supervivientes, comunicando el naufragio. El trasatlántico español Patricio de Satrústegui, navegando por las inmediaciones dos días después sólo recogió 6 cadáveres. Hoy el pecio del barco, hundido a poca profundidad, ha sido objeto de total depredación. Loor a los valientes, que los hubieron y a los fallecidos, que tengan un eterno descanso.
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