HISTORIA DE LA PENICILINA

5Dando respuesta sobre la falsedad de esta leyenda a mi entrañable amigo el Doctor José Manuel Abreu Falcón.

 

LEYENDA POPULAR ESCOCESA, QUE SE CUENTA COMO VERDAD, SIN SERLO:

Como cada día, Fleming, un agricultor pobre de Inglaterra, estaba trabajando la tierra para poder mantener a su familia, cuando escuchó a alguien pidiendo ayuda desde un pantano cercano. Inmediatamente soltó sus herramientas y corrió hacia aquel lugar.

Allí, enterrado hasta la cintura en el lodo negro, estaba un niño aterrorizado, gritando y luchando tratando de liberarse del lodo.

Fleming salvó al niño de lo que pudo ser una muerte lenta y terrible. Al día siguiente, un carruaje muy pomposo llegó hasta las propiedades del agricultor. Un noble inglés, elegantemente vestido, se bajó del vehículo y se presentó como el padre del niño que Fleming había salvado:

-“Quiero recompensarlo,” dijo el noble británico. “Usted salvó la vida de mi hijo”.

– “No puedo aceptar una recompensa por lo que hice”, respondió Fleming, rechazando la oferta. En ese momento, el hijo del agricultor salió a la puerta de la casa.
– “¿Es ese su hijo?” preguntó el noble.

– “Sí,” repuso el agricultor lleno de orgullo.

– “Le voy a proponer un trato. Déjeme llevarme a su hijo y ofrecerle una buena educación. Si él es parecido a su padre crecerá hasta convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso.” Fleming aceptó.

Con el paso del tiempo, el hijo de Fleming el agricultor se graduó en la Escuela de Medicina de St. Mary’s Hospital en Londres y se convirtió en un personaje conocido en todo el mundo, el notorio Sir Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina.

Con un cierto retraso, la fama alcanzó por fin a Alexander, quien fue elegido miembro de la Royal Society en 1942, recibió el título de Sir dos años más tarde y, por fin, en 1945, recibió el premio Nobel. Alexander Fleming falleció en Londres, el 11 de marzo de 1955.

Algunos años después, el hijo del noble inglés, cayó enfermo de pulmonía. ¿Qué lo salvó?.. La Penicilina.

¿El nombre del noble inglés?… Randolph Churchill.

¿El nombre de su hijo?… Sir Winston Churchill.

 

 

Querido amigo José Manuel, esta historia sería muy bonita si fuera verdad, porque es totalmente falsa. En diciembre del año 2000 escribí en la revista Resonancia del HUC un artículo sobre la admirable figura del Dr. Fleming, el artículo se titulaba “La Penicilina, un descubrimiento compartido”. Es cierto que Alexander Fleming era hijo de un campesino y trabajó en la aldea escocesa de Ayshire, donde nació. Huerfano de padre a los 7 años, se traslado a Londres a vivir con un hermanastro que era médico. Trabajó en una agencia de aduanas y llegó a alistarse como soldado para participar en la Guerra de los Boers en Sudáfrica, pero las hostilidades terminaron. A los 20 años recibió una pequeña herencia de una tía y se decidió a estudiar medicina, cosa que hizo con becas y con notable aprovechamiento. Estudio en el Hospital de St. Mary con las mejores notas que conocen los anales del Centro, durante los años de 1901 a 1906. Terminados los estudios se quedó como investigador en su hospital “alma mater”. Participó como médico en la Primera Guerra Mundial.

Por casualidad descubrió en 1920 el hongo Penicillum Notatum que mataba a las bacterias, pero él no descubrio la Penicilina ya que no supo del Penicillum Notatum que era lo que realmente eliminaba a los microorganismos, de hecho inventó una pomada con Penicillum liofilizado como desinfectante que fue un fracaso. Pasaron los años hasta 1937, cuando dos becarios: el médico judío aleman exilado del nazismo Ernst Boris Chain y el médico australiano Howard W. Florey fueron capaces de aislar el principio activo del Penicillum que era bactericida, como paso previo al descubrimiento de la Penicilina, el medicamento de la Historia que más vidas humanas ha salvado. Los tres ganaron el premio Nobel de Medicina compartido en el año 1945.  Por cierto, Sir Winston Churchill, primer ministro ingles durante la II Guerra Mundial estuvo a punto de morirse de una Broncoeumonía debido a su pernicioso habito de fumar puros y fue salvado con un fármaco llamado Sulfapiridina.

José Manuel, perdóname el rollo, pero como sabes, la historia de la humanidad es mi principal debilidad y por ello, no me gusta que engañen a nadie y mucho menos a mi mejor amigo.

 

Saludos

Manuel Dóniz.

 

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