HISTORIA DE LA CAÑA DE AZÚCAR

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            El principal cultivo cubano es la caña de azúcar, pero hay mucho que relatar acerca de esta planta industrial por antonomasia, comencemos a saberlo:

El lector puede pensar que la caña de azúcar es un producto netamente americano. Ciertamente son varios los vegetales desconocidos en Europa hasta el año 1492, momento en el que empezaron a llegar del recién descubierto nuevo continente. El principal en orden a su importancia fue la papa, pero también eran nuevos hasta su llegada desde el ignoto continente el cacao, el tomate, el pimiento, la vainilla, el maíz y el tabaco, pero la caña de azúcar no es americana, a pesar de que se aclimató perfectamente a esas tierras, dando cosechas proverbiales, al igual que ocurrió con el café, originario de Etiopía.

La caña de azúcar es originaria de Nueva Guinea y llegó a Europa a través de España, ya que fueron los árabes quienes la trajeron y arraigaron su cultivo en el sur de la península ibérica. Su producción era pequeña y el azúcar era un producto extremadamente caro y reservado a las clases pudientes. El pueblo continuó endulzando su vida con la miel de las abejas, como había ocurrido desde milenios.

Cuando  las islas  canarias se incorporaron a la corona de Castilla en un lapso de tiempo que fue de 1402 a 1496 y, como las islas estaban en una latitud más cercana al Trópico de Cáncer, con una climatología más benigna que el sur de la Península Ibérica, fue en ellas donde se radicó el cultivo de la caña, consiguiéndose mejor rendimiento por hectárea.

Los lugares donde primero se fue el Norte y centro de la Isla de Gran Canaria, pasando después a Tenerife y a la isla de La Palma.

El cultivo de caña fue tan intensivo en Gran Canaria que contribuyó a la deforestación de la isla, a causa del gran consumo de madera necesaria para hacer hervir las calderas donde el agua del “guarapo” (líquido resultante de exprimir la caña de azúcar), se evaporaba, obteniéndose el azúcar después de realizados otros procesos refinativos posteriores.

La caña de azúcar fue durante siglos un monocultivo en Canarias, muy rentable gracias a las toneladas de producto resultante que se exportaban a la Península y a toda Europa.

Descubierto el continente americano, sus regiones situadas en el ecuador producían el calor y las abundantes precipitaciones necesarias para que medrara esta planta y por esta razón, los primeros plantones de este vegetal llegaron a Cuba procedente de la isla canaria de La Palma. Pronto las producciones obtenidas hicieron que no fueran rentables las explotaciones en las islas las cuales, si no cesaron, fue gracias a otro producto extraído del mismo vegetal y tan ambicionado o más que el dulce elemento, se trata del ron, bebida generalizada en la isla de Gran Canaria.

En Cuba habían instalaciones dedicadas a la obtención de azúcar preferentemente y otras mixtas que se dedicaban al total aprovechamiento de los dulces subproductos de la caña, fabricando azúcar y al mismo tiempo ron.

Para ambos productos es necesario moler la caña en prensas horizontales llamadas “trapiches” que trituran los tallos, extrayendo el dulce líquido que contienen y que es llamado, como se adelantó “guarapo”.

Este líquido destinado a fabricar azúcar se conducía a grandes calderas donde se calentaba, extrayendo gran parte del agua y concentrando un líquido que contiene azúcar e impurezas. Después de un proceso industrial en cadena, se va extrayendo el agua y las impurezas de aquel fluido hasta convertirla en azúcar blanquilla.

Para la producción de ron se almacenan en grandes depósitos, jugo de caña puro más las cachazas, melazas y otros derivados del refino del azúcar, dejando que todo este líquido fuertemente azucarado fermente por la acción de las levaduras anaeróbias, llamadas así porque pueden desarrollarse sin presencia del oxígeno, obteniendo éste gracias a la ruptura de las moléculas de azúcar y desprendiendo anhídrido carbónico y etanol (alcohol apto para el consumo humano).

El alcohol obtenido de la fermentación anaerobia de levaduras es de una graduación moderada, algo superior a la del vino, esto es de 9 a 12 grados de alcohol por litro. En nuestra isla hermana de Gran Canaria el ron se bebe así, siendo una bebida bastante agradable, pero en las industrias dedicadas a la comercialización del este producto, este líquido alcohólico resultante de la primera fermentación se destila por medio de alambiques, con lo que pierde la mayor parte del agua, aumentando la concentración de alcohol por litro, llegando hasta los 40 grados.

El fabricante de ron por antonomasia de Cuba fue Bacardí. Esta marca que hoy es sinónimo mundial de ron mediante su logotipo, que es un murciélago rampante, fue fundada en la Cuba todavía española por un catalán, Don Facundo Bacardi Massó en el año 1862.

Bacardí fabricó excelente ron cubano hasta el año 1959 en el cual, la victoria de Fidel Castro sobre el corrupto gobernante manipulado por los yankis, Fulgencio Batista, llevó a este nuevo rector de Cuba a nacionalizar las fabricas Bacardí, lo que llevó al exilio de esta familia que marchó con su marca registrada a la isla de Bermuda, aunque su fábrica más importante desde 1936 está en Puerto Rico.

Después de esta larga pero entretenida introducción sobre la explotación de la caña de azúcar y su subproducto, el ron, continuaremos con el relato central que pretendíamos desde el comienzo de esta narración.

 

Manuel Dóniz Garcia

 

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