Una agradable mañana del 18 de mayo de 1945, los vecinos de San Sebastián escucharon un gran ruido desde la Playa de la Concha, seguido de un sospechoso silencio y todo el mundo que corría apresuradamente hacia la playa por las calles adyacentes se preguntaban: ¿Qué habrá ocurrido en la playa?.
La presencia de un avión semi-sumergido cerca de la orilla les aclaró lo sucedido, se trataba de un avión alemán, nazi para más señas ya que así lo indicaba la cruz gamada pintada en la cola del aparato. De pronto empezaron a salir personas del destrozado fuselaje y pronto aparecieron barcas de pescadores para auxiliar a las cinco personas que emergieron del inundado fuselaje y conducirlos a tierra. Pronto apareció por allí la Guardia Civil, cuyo notable olfato parecía atraerles a cualquier sitio donde hubiera ocurrido algo. Al ser conducidos a la cercana ribera, la autoridad competente comenzó a interrogarlos mientras conducían fuera de la playa a uno de ellos que estaba levemente herido. Extrañamente el herido que hablaba por todos, se expresaba en francés.
Al día siguiente, se enteraron por la prensa que el avión era un Heinkel 111 propiedad del Ministro de Armamento nazi Albert Speer, que había salido de Noruega con cuatro personas de las cuales, la más importante era León Degrelle. La Guerra mundial había acabado y Alemania la había perdido, empezando los rusos a ocupar Berlín en aquellos momentos, mientras que Hitler se había suicidado en el bunker del Reichstag. León Degrelle era un belga perteneciente a la Legión Valonia que habían sido adscrita a la siniestra SS, organización homicida donde cometió crimene4s contra la humanidad y del que el propio Hitler le dijo que¸ de haber tenido un hijo, le hubiera gustado que se pareciese a León, pero, cuando pintaban bastos, quería asilo político en España. Fue ingresado en el Hospital Militar General Mola donde tardó casi un año en curarse sus lesiones.
Franco lo quiso echar porque España ya estaba demasiado comprometida con los Aliados pero cambió de opinión. Degrelle pasó los últimos años de su vida en Benalmádena, librándose de la condena a muerte dictada contra él en Bélgica. Falleció a los 87 años. Cuando se decía que Franco era un fascista que protegía a los genocidas de los tribunales, esta frase no era una entelequia.
Deja un comentario